28/6/06

Los riesgos de las infecciones vaginales

Las infecciones vaginales tienen incidencia entre un 7 y un 20% de las mujeres y que tres cuartas partes de las mujeres cuentan con un episodio de este tipo en su vida, con lo que se convierten en una de las razones de mayor consulta al médico familiar o ginecólogo. Y esto último parece ser lo correcto de hacer, porque cuando las infecciones vaginales no son tratadas pueden afectar la fertilidad en las mujeres en edad reproductiva, y también perjudicar un embarazo si es que está en curso.

En la mayoría de los casos involucran al cérvix -cuello del útero- y son, en el 40 ó 50% de los casos, de origen bacteriano. También son comunes la candidiasis vulvovaginal (20 a 25%), la tricomoniasis (15 a 20%) y las infecciones mixtas. El doctor Samuel Santoyo, director ejecutivo regional del Centro Salud y Mujer (CELSAM), afirma que "la infección cervicovaginal es un padecimiento muy común del cual la mujer no debe avergonzarse, pero sí preocuparse e inmediatamente ocuparse por buscar tratamiento médico eficaz e inmediato y no utilizar la automedicación".

La infección vaginal se produce cuando el equilibrio natural de la vagina se altera dando lugar a un ambiente propicio para la proliferación excesiva de hongos, bacterias y parásitos. Este tipo de condición puede ser más frecuente durante el embarazo por cambios químicos en el entorno de la vagina, y en mujeres diabéticas debido al aumento de la glucosa en la sangre y en las secreciones vaginales.

Durante un embarazo, por ejemplo, una infección de este tipo puede ser causa de aborto, de parto antes de término, o bajo peso del bebé al nacer y ruptura prematura de mem

Branas

En las mujeres en edad fértil puede causar enfermedad pélvica inflamatoria, infertilidad o esterilidad.



Prestar atención



Los síntomas más frecuentes de las infecciones vaginales son un flujo vaginal anormal. La mujer nunca debe tener flujo de color (amarillo, verdoso, grisáceo, blanco espumoso o combinado, como sucede en una infección mixta).

Comezón, ardor, inflamación, mal olor y dolor al momento de tener relaciones sexuales u orinar son otras de las señales frente a las que hay que prestar atención. En general es difícil realizar un diagnóstico clínico certero sin un examen de laboratorio. Frente a la necesidad de un alivio inmediato de la molestia, hoy en día existen tratamientos combinados y suficientemente potentes y efectivos que curan el malestar y evitan las recurrencias.

El diagnóstico se dificulta, según admiten en CELSAM, porque gran parte de las mujeres no presentan síntomas o molestias, otras no los consideran anormales y conviven con la infección, y para algunas resulta vergonzoso acudir al médico porque creen de manera equivocada que el contagio ocurre únicamente por transmisión sexual: "Es importante desmitificar las infecciones vaginales, pero, sean transmitidas sexualmente o no, las deben tomar seriamente y tratarse ante los primeros síntomas o molestias", afirma Santoyo.

Algunos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de contraer una infección vaginal, de acuerdo con información del Instituto de Salud Infantil y Desarrollo Humano de los Estados Unidos, incluyen la diabetes no controlada y el embarazo, desórdenes endocrinos y de la glándula tiroides, alergias, algunos tratamientos con antibióticos o corticoesteroides y medicamentos para el cáncer. Pero también el estrés, una mala nutrición, las duchas vaginales, el uso de ropa ajustada, de lycra o nylon y con poca ventilación, y hasta el uso de químicos y otros irritantes como el detergente.

Por eso, entre la recomendaciones se aconseja el uso de ropa interior a base de algodón en lugar de prendas a base de nylon, cambiar las toallas higiénicas frecuentemente, usar ropa cómoda y amplia, utilizar productos de higiene femenina sin perfume y mantener una dieta saludable.

Los tratamientos que combinan distintas sustancias activas, "suelen ser más eficaces porque combaten varios tipos de infecciones a la vez y evitan recurrencias".

Existen tratamientos orales (comprimidos, tabletas, etc.) y locales (cremas y óvulos) que se aplican directamente en la zona infectada y no producen efectos gastrointestinales adversos, usualmente asociados con la toma de comprimidos.

Saludos Cordiales
Dr. José Manuel Ferrer Guerra

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