29/7/15

La meditación podría a ayudar a las mujeres a lidiar con los sofocos 29-07-2015


La meditación podría a ayudar a las mujeres a lidiar con los sofocos

El entrenamiento de la mente reduce la molestia, no la intensidad, de los síntomas de la menopausia


Una técnica de medicación fácil de aprender puede ayudar a aliviar los sofocos, sudores nocturnos y el insomnio de la menopausia, según un nuevo estudio.

Una investigación de la Universidad de Massachusets mostró que el entrenamiento de la mente, basado en un concepto de meditación budista, redujo el estrés asociado a los sofocos y mejoró el funcionamiento físico, psicosocial y sexual.

"Los hallazgos son importantes porque la terapia de reemplazo hormonal utilizada en el pasado para tratar los síntomas de la menopausia, se ha asociado a riesgos de salud", dijo el autor del estudio, James Carmody, profesor asociado de medicina en la división de medicina preventiva y conductual.

Cerca de 40 por ciento de las mujeres menopáusicas sufren de sofocos y sudores nocturnos, los cuales afectan su calidad de vida, señalaron los investigadores. Pero ya que la terapia de reemplazo hormonal se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, cáncer de mama y accidente cerebrovascular, Carmody señaló que "no sólo las mujeres están buscando tratamientos alternos, sino que es una prioridad de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) encontrar tratamientos conductuales".

No se ha encontrado ningún otro tratamiento que sustituya la terapia hormonal, según el estudio, pero la meditación parece ayudar a que las mujeres ser "menos reactivas" a los síntomas de la menopausia.

La terapia de meditación ayuda a enfocarse en el presente. Los practicantes de esta técnica evitan emitir juicios y simplemente aceptan lo que esté pasando por sus mentes mientras se concentran en cada respiración. La técnica no es difícil de aprender, pero requiere cierta disciplina al inicio, señalaron los expertos.

Los investigadores trataron de influenciar la reacción de las mujeres a los síntomas, "incluyendo estrés psicológico, verguenza social y ansiedad".

"Queríamos ver si podíamos influir en la resistencia de las mujeres en respuesta a estos síntomas", explicó Carmody. "No estábamos tratando de afectar a los propios síntomas, a pesar de que sí hubo cierto efecto en ellos también."

El estudio dividió a 110 mujeres con edades entre 47 y 69 en dos grupos, uno recibiendo el entrenamiento, y el otro "en lista de espera" para aprender la técnica.

Los participantes llenaron cuestionarios para determinar factores que influyen en los sofocos, como el consumo de alcohol, el yoga y el ejercicio.

Los investigadores también midieron cuatro dimensiones de la calidad de vida: física, psicosocial, vasomotora (sofocos) y función sexual. Las mujeres calificaron cuánto les molestaban los síntomas en una escala de cuatro puntos que van desde "nada" hasta "extremadamente". Llevaron diarios en donde anotaban el número e intensidad de sofocos y sudores nocturnos. En promedio, las mujeres tenían cinco o más sofocos moderados a severos por día cuando inició el estudio.

Después de tomar clases una vez por semana durante ocho semanas y un día completo de entrenamiento, el grupo de entrenamiento tuvo en promedio una disminución de 15 por ciento en cuánto los síntomas les molestaban versus 7 por ciento en el grupo control. Si bien la intensidad de los sofocos no difirió significativamente, el grupo de entrenamiento informó un mejor sueño y menos ansiedad y estrés percibido.

Al inicio del estudio, que se desarrolló entre noviembre de 2005 y septiembre de 2007, las participantes tenían problemas de sueño "clínicamente significativos". La mejora de la calidad del sueño fue un resultado importante, según el estudio.

"Lo que más nos sorprendió fue el efecto sobre el sueño", dijo Carmody, teniendo en cuenta que el entrenamiento en meditación fue tan efectivo como la terapia de reemplazo hormonal para reducir el insomnio.

Otro experto alabó el estudio por utilizar la "conexión mente-cuerpo" para ayudar a las mujeres con síntomas graves de la menopausia, pero "sin efectos secundarios".

"Sabemos acerca de la conexión entre la mente y el cuerpo", dijo el Dr. Jill M. Rabin. "Estamos apenas comenzando a liberar el poder de la mente para tener un impacto en nuestro ser fisiológico."

Los autores del estudio fueron "autocríticos con relación a las limitaciones del estudio", dijo Rabin, jefe de la división de atención ambulatoria y director de uroginecología en el Centro Médico Judío de Long Island (Long Island Jewish Mecial Center). Entre otras cosas, el estudio carecía de un programa de control de grupo activo, escribieron.

Tomando en cuenta que las mujeres eran en su mayoría blancas y tenían un alto nivel educativo, Rabin dijo que se necesitan aún más estudios par a ver si los resultados se aplican a la población en general.

"No es que los resultados no apliquen, o que serán diferentes para una población diferente", dijo. "Simplemente no lo sabemos."

La investigación está publicada en la edición de junio de la revista Menopause.
 

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