28/8/15

Aumento de senos, reina de la cirugía estética [28-8-15]

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Aumento de senos, reina de la cirugía estética

El deseo de agrandar los senos para alcanzar el ideal del contorno lo ha convertido en la operación más solicitada a cirujanos plásticos


"Lo primero que exclamó Lissy frente a sus amigas fue “¡ora sí […] a ver qué ligo!". Satisfecha, la joven les mostró el resultado de la cirugía de aumento mamario a la que se sometió. Fue su regalo de cumpleaños número 18… y lo esperaba con ansia desde los 15. Una espera larga, obligada por sus papás que le pedían paciencia para crecer. La adolescente delgadísima, siempre fashion, como otras de su edad, creció sin los atributos de su madre, talla grande. Y admite “no me gustaba estar plana. Quería bubis”.

Hoy las tiene y presume.

Lissy no es la excepción en el universo femenino, donde los senos han tenido muchas connotaciones a través de la historia. En la sociedad occidentalizada de hoy —imposición mediática y publicitaria o no—, las mamas son el atributo físico de la mujer más exaltado… por los varones y por ellas mismas.

“En los últimos años, el aumento mamario es la cirugía más solicitada para los cirujanos plásticos. En Estados Unidos, el mayor número de quienes se someten a una cirugía es para aumento mamario”, sostiene la doctora Celina Kishi Sutto, jefa de Investigación del Instituto Jalisciense de Cirugía Reconstructiva (ICR). En América Latina y en México, también es la cirugía estética número uno, aunque se estima por encuestas y no con el rigor estadístico de EU.

Jalisco, por su infraestructura hospitalaria y fama bien ganada de los servicios médicos, es uno de los estados que más implantes coloca para agrandar las mamas. Sólo en el ICR se realizan de 340 a 350 aumentos mamarios al año. En definitiva, su objetivo es “buscar el mejor contorno y la mejor imagen para las pacientes”.

De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, el segundo procedimiento más frecuente en nuestro país es la liposucción; y el tercero la rinoplastía o cirugía de corrección de la nariz, casi a la par del rejuvenecimiento facial.

La cirugía de aumento mamario se concentra en pacientes de 20 a 40 años, igual que la liposucción. Menos se operan antes o después de este lapso. Y Kishi Sutto apunta que no se registran solicitudes para estas intervenciones en mujeres de 60 años. De hecho, entre las pacientes mayores, el rejuvenecimiento facial es el procedimiento más frecuente, dice.

Lo que hay que cuidar

La operación para colocar implantes mamarios conlleva el riesgo de cualquier cirugía. “Sin embargo, es un procedimiento corto que tiene bajo riesgo anestésico, siempre y cuando la historia clínica esté completa, por lo cual debemos ser escrupulosos para detectar cualquier padecimiento que pueda alterar nuestra cirugía y darle la información adecuada a la paciente sobre las complicaciones que podrían
esperar”, asegura la especialista.

La recomendación más importante es buscar a un cirujano plástico certificado, pues hay médicos que sin tener esta especialidad se dedican a colocar implantes mamarios, en una competencia desleal y sin duda riesgosa.

Lo segundo es tener empatía con el médico y recibir una información exhaustiva, que aclare todas las dudas. Y muy importante, estar conscientes de que puede presentarse alguna complicación.

La doctora Kishi Sutto destaca las infecciones. “Nosotros reducimos el riesgo al administrar antibióticos a la paciente media hora antes de la intervención; sin embargo, es un riesgo latente, […] eventualmente se puede formar un hematoma, por un sangrado, y en algunos casos, que son los menos, colocamos drenajes”.

Otra complicación es que la paciente puede rechazar los implantes. “Esto no lo sabemos de antemano, es una respuesta al cuerpo extraño y ella debe de saberlo”, señala, tras aclarar que el rechazo se presenta en “menos del 1 por ciento de los casos”. La mala noticia es que en este porcentaje se deben retirar los implantes.

Lo mismo sucede ante la formación de cápsulas muy duras y/o con dolor. La indicación es cambiar los implantes.

Estos riesgos se aminoran con el debido cuidado del médico y la paciente y la gran mayoría de las historias terminan con una exclamación de gusto. La especialista reconoce que ciertamente tiene un enorme impacto emocional y a la autoestima de la mujer, verse con un mejor contorno… Con toda la fantasía de las mamas soñadas, de mayor tamaño.

Lo que sí y lo que no

Las candidatas idóneas a la cirugía de aumento mamario son pacientes sanas, inconformes con el tamaño de sus senos, preferiblemente mayores de 18 años y seguras de querer cambiar su imagen.

Debe estar plenamente informada y segura de esta cirugía.

Los implantes deben revisarse cada año. Aún cuando tienen garantía de por vida, es recomendable cambiarlos a los diez años.

La glándula mamaria no se extrae para colocar el implante, sin embargo, la presión que éste ejerce hace que disminuya de tamaño.

Si pasa mucho tiempo, al retirar el implante queda un volumen del 60% que tenía la mama originalmente.

La autoexploración mamaria debe seguirse realizando cada mes para prevenir cáncer.

El cáncer de mama no tiene ninguna relación con el implante.

Los primeros implantes se empezaron a colocar desde la década de los 60, de silicón y con algunos problemas ya superados.

Hoy se utilizan implantes trilaminares (de tres capas), que recubren el gel de silicón.

Ante un accidente, el silicón no sale del implante y por tanto no se disemina en el cuerpo. Ni siquiera cortado por un cuchillo, pues se usa gel cohesivo.

La forma de los implantes puede ser anatómica —en gota— que da una apariencia similar al seno natural; o redonda, para quienes desean aumentar sobre todo la parte alta de la mama.

La talla depende del gusto de la paciente. Lo recomendable es tomar en cuenta la medida de tórax y espalda para que sea proporcional.

Si el aumento es de varias tallas, el peso puede ocasionar desde estrías hasta dolor de espalda, molestias en el cuello y marcar los surcos en los hombros.
 

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